Los Álamos
Feliz
quien ha conservado
la casa de sus abuelos.
Feliz el sabio que vive
como sus padres vivieron.
Las mismas estrellas guían
por iluminados cielos
a la hora silenciosa
los rebaños de sus sueños.
En el solar heredado,
la voz familiar del eco
repite pasos antiguos
detrás de sus pasos nuevos.
Y si al cruzar, solitario,
entre sus árboles viejos,
alguna rama le roza
con leve crujido trémulo,
él siente sobre los hombros
las manos de sus abuelos.
Feliz quien tiene encendida
la lámpara que le dieron.
Manuel
Mújica Láinez. 17 de mayo de 1945
y agregaría:
Feliz quien tiene memoria
y no se olvida de sus ancestros.
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